NUESTRA HISTORIA

Fue pasadas las fiestas de 1977 cuando, poteando por el Casco Viejo, fue prosperando la idea de juntarse unas cuadrillas de amigos, que ya salían en otras cuadrillas de blusas, para salir juntos en una nueva cuadrilla. Poco a poco fueron contactando con más gente que nunca se había puesto una blusa y que se fue animando.

Por entonces les sonaba a chino la Comisión de Blusas, no tenían dónde juntarse, tenían que pensar en el emblema, buscar un nombre, decidir la ropa… Poco a poco todo se fue solucionando y lo que en un principio fue únicamente una idea fue tomando forma. Se tenía disponible un local en el pueblo de Ehari, de donde procedían y proceden buena parte de los miembros de la cuadrilla y se adoptó como sede.

También se nombró un representante en la Comisión y un estupendo dibujante y miembro de la cuadrilla se encargó de diseñar el emblema. La Virgen Blanca en el fondo y un blusa con una lata atada protagonizan desde aquel día el emblema de una cuadrilla que se denominó  Okerrak.

Pero no es lo único que perdura desde entonces. Para el funcionamiento interno se ideó un sistema de trabajo que todavía hoy se continúa utilizando. Dentro de la cuadrilla se establecen diferentes grupos de trabajo para tener todo a punto para cada día, desde la pancarta hasta la comida. Para poder disfrutar todos por igual, cada día trabajan unos pocos.

No paran

Sin duda, el motivo principal por el que Okerrak sigue funcionando después de tantos años es por su actividad continua. Desde el primer momento se quiso que no fuera únicamente un grupo de personas que se juntaban allá por el mes de agosto, compartían cinco días de fiestas y no se volvían a ver las caras hasta el agosto siguiente.

Okerrak no para. Y si bien las fiestas de La Blanca siempre han sido su principal razón de ser, los miembros de esta cuadrilla son algo más que blusas. La amistad entre ellos la han fomentado siempre durante todo el año con actividades que les ha mantenido cercanos. Tradiciones como la romería de Olárizu, la noche de Santa Águeda, la tamborrada de San Prudencio –en la que tienen tamborrada propia- las fiestas de Etxabarri Urtupiña y Ehari, o incluso salidas montañeras o ciclistas,  les sirven de excusa para juntarse y mantener vivo el espíritu de una cuadrilla activa.

A lo largo de su existencia, Okerrak ha sido pionera en buscar acercar la fiesta al resto de vecinos de Vitoria Gasteiz y alrededores. En la década de los ochenta, esta cuadrilla de blusas comenzó a organizar un campeonato juvenil de Herri Kirolak. Con la Plaza de Los Fueros como escenario, las veraniegas tardes de los sábados previos al inicio de las fiestas de Santiago y La Blanca tuvieron durante años el protagonismo de una cuadrilla volcada en promocionar las costumbres tradicionales y autóctonas.

La organización de aquel campeonato era asumida en solitario por Okerrak al margen de la Comisión de Blusas e Instituciones. Así que los altos costes marcaron el final de aquel campeonato. Algo parecido ocurrió en los últimos años de la década de los noventa. En un intento de ampliar la oferta lúdico festiva de las mañanas del día 5 de agosto, Okerrak decidió organizar en la Plaza Juan de Ayala un pequeño parque infantil en el que se realizaba un bautizo aéreo en globo aerostático para los más peques. Y de nuevo los problemas económicos pusieron freno a Okerrak.

Pero con un nuevo relevo generacional vivido ya en el nuevo siglo, han  llegado unos de los momentos más dulces de su historia. E incluso Okerrak ha conseguido convertirse en una cuadrilla mixta, algo de lo que nos sentimos muy orgullosos.

Verbena champanera

No obstante, si hay algo que es inimaginable es la noche del 6 de agosto sin la verbena champanera de Okerrak en la Plaza del Arca. Ni autoridades ni problemas económicos han podido con esta tradición de la que Okerrak se siente orgullosa. No en vano, desde 1978 y de forma ininterrumpida, esta verbena se ha ganado el afecto de todos y todas los que un año sí y otro también se acercan para pasar un rato divertido con Okerrak y Joselu Anaiak.

El paso de los tiempos ha dejado su huella. Aquella primera furgoneta de los grises camuflada y con matrícula ALI-0000 dejó su sitio a un caserío que acabó acusando el paso de los años hasta su jubilación definitiva. Ahora Okerrak tiene otra “txanpan etxea” muy particular. Y ya no sólo puedes degustar champán, sino también un refrescante y artesanal sorbete de limón. La verbena ha pasado de ser medio furtiva, por aquello de las luces de las guirnaldas en los setenta, a un clásico en el programa oficial de fiestas de La Blanca y todo un referente para quien quiera divertirse a tope en La Blanca.   

Con todo ello, Okerrak ha visto pasar ya varias generaciones por ella, pero siempre ha conseguido mantener el espíritu que fue la razón de su fundación. Ese ha sido su éxito hasta ahora y seguirá siéndolo en el futuro.

Gora Okerrak !!!!